sábado, 10 de marzo de 2012

POLÉMICA. DERECHO A LA INTIMIDAD EN LA DISCAPACIDAD


En busca de asistencia sexual

Alemania, Suiza y Dinamarca son países en donde existe la prostitución especializada dirigida a personas con alguna discapacidad.

Fuente: http://sexualidadespecial.blogspot.com/2012/02/audio-asistencia-sexual-en-diversidad.html?zx=b263422fbd02b885
Flor Mizrachi Ángel

información. Los discapacitados y sus familiares muchas veces no tienen la información para manejar el tema de la sexualidad. LA PRENSA/David Mesa
Es una realidad que se confunde entre el tabú, la escasez de información y la discriminación. Aun cuando la sexualidad plena es concebida por la gran mayoría de las personas como un derecho de todos, cuando se habla de personas con discapacidad, a las que muchas veces les cuesta más conseguir pareja, el tema se plaga de prejuicios.
Se trata del sexo de los discapacitados, que en países como Dinamarca, Alemania, Holanda y Suiza tiene su estatuto. En estos lugares, basados en la filosofía de que la ayuda sexual a los minusválidos no es sinónimo de prostitución, sino de una política social, los gobiernos destinan parte de su presupuesto a este servicio.
DERECHO ARGUMENTADO
Según la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, adoptada por Naciones Unidas en 2006, los discapacitados deben poder gozar de todos los derechos humanos en igualdad de condiciones que los demás. Esta garantía se complementa con el documento Salud Sexual para el Milenio, proclamado en 2005 durante el XVII Congreso Mundial de Sexología, que dice que “los derechos sexuales son parte integral de los derechos humanos básicos”, y que “la salud sexual no puede ser obtenida ni mantenida sin derechos sexuales para todos”.
Además, el Congreso Mundial de Discapacidad de 1980 ratificó que “todos los seres humanos tienen derechos sexuales”.
UNA DE CAL...
El principal argumento que citan quienes están de acuerdo con la asistencia sexual es el derecho a satisfacer una necesidad humana básica que muchas veces los discapacitados no pueden canalizar de la manera tradicional (con relaciones de pareja), porque viven en sociedades que siguen discriminándolos.
Aunque algo extremo, un ejemplo de ello es Otto Baxter, un inglés de 23 años cuya madre –Lucy Baxter– salió en 2009 a las calles de Inglaterra a buscar voluntarias para que le quitaran la virginidad a su hijo. “Quiero que viva una sexualidad plena y no quiero recurrir a una prostituta”, decía la mujer.
“La asistencia sexual es, en realidad, un acompañamiento a la vida emocional y sexual. Es una respuesta al sufrimiento”, comenta Marcel Nuss, discapacitado y fundador de la Coordinadora de Discapacidad y Autonomía, en el sitio web www.sexualidadydiscapacidad.com, que ofrece información sobre sexualidad a minusválidos.
En la otra cara de la moneda están quienes piensan que la asistencia sexual equivale a la prostitución, que en general se traduce en violencia contra las mujeres. También en contra de esta figura hay grupos que opinan que no tiene por qué limitarse a los discapacitados severos. Para ellos, todos los “impedidos sociales”, entre ellos los que sufren de soledad, los que acaban de salir de la cárcel o quienes están en un hospital deberían poder recibir ayuda sexual.
En Dinamarca, la puesta en marcha del programa de asistencia sexual fue controversial. El gobierno de ese país decidió, en 2005, destinar fondos públicos a financiar los encuentros de los discapacitados con prostitutas. Eso fue criticado por la oposición y por algunos sectores de la sociedad civil, que argumentaron que se trataba de un gasto inmoral y que contradecía la política de rescatar a las mujeres de la prostitución.
En Suiza, desde hace cinco años los asistentes sexuales son formados para responder a las necesidades de los clientes especiales. Lo primero que se les enseña es a distinguir el tipo de discapacidad, cuenta al diario español El Mundo Catherine Agthe-Diserens, formadora de acompañantes eróticos y presidenta de la Asociación Sexualidad y Discapacidades Plurales.
“Un joven en silla de ruedas puede manifestar claramente sus deseos. En cambio, alguien con discapacidad mental no podrá comunicarse de la misma manera. Una tetrapléjica querrá sentir la piel de un hombre. Un muchacho autista deseará ver el torso desnudo de una mujer, mientras que una chica con miopatía soñará con masajes placenteros”, dice.
En este sentido, Francia todavía tiene un camino por recorrer. Ahí la figura del ayudante erótico ya fue rechazada una vez por las autoridades, aunque la Asociación de Paralíticos Franceses sigue insistiendo en que se incluya en la legislación. Con la ayuda publicitaria de filósofos y actores conocidos en ese país, busca dar a entender que el asistente sexual no solo respondería a una necesidad de intimidad, sino también de aprendizaje y de atención.

El derecho a gozar es de todos

Montse se especializó en la atención de quienes pocos quieren tratar sexualmente: los discapacitados. Con casi 50 años y 13 dedicados a la profesión, Marien –licenciada en ciencias políticas– asiste eróticamente a personas quemadas, obesas, con síndrome de Down y tetrapléjicos. Cobra 200 euros por hora ($275). “Muchas veces –relató en una entrevista al diario español El Mundo– solo me siento a su lado y escucho. Están necesitados de afecto”.
Sabe que muchas veces ella es la primera pareja de sus clientes. “Pero desea como usted o como yo”. Y tras ofrecer su servicio, recibe casi siempre arreglos de flores con tarjetas de agradecimiento. Aunque la mayoría de los asistentes sexuales son mujeres, también hay hombres dedicados a esta actividad. El suizo Jacques Arnould, casado y con tres hijos que respetan su trabajo, es uno de ellos.

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