domingo, 26 de junio de 2011

Las Fantasías eróticas Parte I


Las fantasías eróticas* (Parte I)
Dr Adrián Sapetti

(Adaptado del libro “Los varones que saben amar”, Sapetti A., Editorial Galerna, Bs. As., Argentina)
"Se miente más de la cuenta por falta de fantasía, también la verdad se inventa".
Antonio Machado, poeta español
La imaginación es una de las características distintivas de los seres humanos y las fantasías (del latín phantasia = ficción, cuento, novela, pensamiento elevado e ingenioso) representan sus costados más fértiles. Es la facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales. Sus manifestaciones y contenidos son tan ilimitados como los resortes internos que se mueven para generarlos. Abarcan desde las que sirven para excitarse hasta las que tienen un uso terapéutico, permitiendo mantener activa la capacidad de asombro y comprender cuán infinito es el universo de la temática sexual.
Las fantasías eróticas básicamente son aquéllas cuyo contenido se centra en lo sexual, en lo demás no se diferencian de cualquier otro tipo de fantasía, como la que lleva a una mujer a soñar que es una bailarina clásica o a un varón con ser el goleador de su equipo, por sólo mencionar dos estereotipos. El mecanismo de producción es el mismo: se halla en un nivel intrapsíquico, desde donde se proyectan los pensamientos ilusorios, cargados con los contenidos de la memoria sensitiva -olores, gustos, sonidos, colores-. En muchos casos lo que se fantasea son emociones, hechos vividos concretamente en el pasado o invenciones absolutas del individuo.
La imaginación nos permite transportarnos, sin ningún costo adicional, a situaciones deseadas o prohibidas. Desde la niñez, las fantasías son el vehículo de nuestros más ocultos deseos, algunos inocentes y otros no tanto. Recurriendo a una explicación simple podría decirse que suplen determinados agujeros de la realidad: cuando aparece alguna dificultad para interpretarla, comprenderla, aceptarla o soportarla, irrumpe la ficción, se filtra el sueño. Como decía el escritor Ray Bradbury: “hay que inyectarse todos los días con fantasías para no morir de realidad".
Muchas personas recurren a las fantasías como un factor de enriquecimiento de su vida erótica.
Si bien es cierto que el desconocimiento, la falta de respuestas o la represión son grandes generadores de fantasías, de ningún modo debe pensarse que todas son la consecuencia de una limitación o carencia afectiva y sexual. Muchas personas recurren a ellas como un factor de enriquecimiento de su vida amorosa.
Podríamos intentar tipificar algunas fantasías eróticas para facilitar su comprensión, a la vez que disminuir la angustia de muchas personas que se alarman cuando las tienen porque se sienten como perversos, anormales o enfermos; en lugar de aceptar que los sueños, utopías, delirios y vuelos imaginarios son universales:
·      Las que ayudan a excitarse: responden a un placer de tipo narcisístico pues quien las produce no persigue otra finalidad que regodearse imaginándolas.
·      Las que sirven para masturbarse: aquí entra en juego un otro. Se conciben situaciones, personas y lugares con el fin de lograr una excitación que será liberada a través del acto masturbatorio.
·      Las que suplen carencias: comunes a algun@s solter@s madur@s, viud@s y gerontes de ambos sexos.
·      Las que permiten realizar el coito o sirven como ingrediente: hay personas que no pueden tener actividad sexual si no encienden sus fantasías a través de material gráfico o audiovisual y otras aderezan el encuentro fantaseando determinadas situaciones, inclusive pensando en otra persona que no es su pareja.
·      Las compartidas con la pareja que procuran aumentar la pasión, pudiendo incluir juegos donde se interpretan escenas, lugares, personajes o roles diferentes.
·      Las fantasías sadomasoquistas y parafílicas en las que, en ciertos casos, aparece la necesidad de lastimar, de infligir castigos, o ser castigados, de violar o tener relaciones paidofílicas (con niños).
Hay fantasías compartidas con la pareja que procuran aumentar la pasión, pudiendo incluir juegos donde se interpretan escenas, personajes o roles diferentes.
Un colega y amigo, Roberto Rosenzvaig, en su libro La pareja al desnudo, cita alguna de las fantasías más comunes, que algunos llevan a la práctica:
·      Las de poder, de gran potencia o dominio sexual.
·      Las de la mujer colocada en actitud de idolatría y deseo exclusivo del varón y sus atributos.
·      Las voyeuristas: imaginan mirar a una mujer que se desviste o se masturba o a una pareja haciendo el amor. Una variedad de esta última, muy prevalente entre los varones, es de querer ver a dos mujeres teniendo relaciones sexuales entre ellas.
·      Las fantasías exhibicionistas, del tipo que consiste en mostrar su cuerpo o los genitales o masturbarse delante de la mujer deseada.
·      Las "colectivas", que representan el deseo de intercambio de parejas o de sexo grupal.
*Dr. Adrián Sapetti, médico psiquiatra, sexólogo.
Centro Médico Sexológico, Bs. As., Argentina
(5411) 4552-0389 / 4555-6865


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