sábado, 18 de junio de 2011

¿De qué hablamos cuando nos referimos a la discapacidad? [Por Liliana Pantano]


¿De qué hablamos cuando nos referimos a la discapacidad?
 [Por Liliana Pantano]


Fuente: http://www.educared.org/global/temas-de-analisis/convivencia-escolar/-/blogs/%C2%BFde-que-hablamos-cuando-nos-referimos-a-la-discapacidad-%5Bpor-liliana-pantano%5D

Si bien en los últimos años la problemática de la discapacidad se ha hecho más visible, siguen primando prejuicios y estereotipos así como persiste una falta de conciencia social respecto de la responsabilidad que le cabe a la comunidad para atender y prestar los apoyos necesarios a las personas directa o indirectamente involucradas. Sobre este aspecto se reflexiona en este artículo.
1.- Introducción con ejemplo

Si bien en los últimos años la problemática de la discapacidad se ha hecho más visible, siguen primando prejuicios y estereotipos así como persiste una falta de conciencia social respecto de la responsabilidad que le cabe a la comunidad para atender y prestar los apoyos necesarios a las personas directa o indirectamente involucradas. Y sobre este aspecto se reflexiona en este artículo.
Para introducir el tema echaremos mano de un ejemplo real, entre tantos otros que podrían citarse. Haremos referencia a los baños o sanitarios (llamados) “para personas con discapacidad”. Veamos.
Si observamos los espacios de uso público, por lo general, nos encontramos en una misma planta con un baño (o varios) para mujeres, otro (u otros) para varones y ... uno más (comúnmente, uno solo), para personas con discapacidad. Éste puede ser entendido como un caso promedio. En un extremo de la gama de posibilidades, casi de excelencia, se ubicarían lugares en que hay un baño adaptado entre los destinados a mujeres y otro, entre los destinados a varones. En la otra punta del continuo, los casos en que no hay ningún baño para “personas con discapacidad”.
2.- Del ejemplo al análisis

Sabemos que las barreras físicas (en la vía pública, en el mobiliario urbano, en el transporte, etc.) que limitan la accesibilidad de todos y todas, no son casuales y por lo general son la materialización de barreras culturales, tales como el mito, el prejuicio, la ignorancia y el desconocimiento.
En este sentido es importante detenernos en estos casos esbozando algunas apreciaciones prácticas que, en última instancia, remiten a una especie de modelo o concepción social desde donde es abordada la problemática de la discapacidad en nuestro medio.
2.1.- Las necesidades de las personas con discapacidad
Del ejemplo, pareciera desprenderse que las personas con discapacidad tienen necesidades “especiales” que deben ser satisfechas en espacios segregados, cuando en rigor de verdad son personas que tienen las mismas necesidades que cualquiera (en este caso, las fisiológicas), si bien, con ciertas “dificultades” para ser satisfechas de manera común y corriente, por lo cual a veces -no siempre-, requieren adaptaciones o elementos particulares. También, muchas personas con discapacidad tienen necesidades específicas, relacionadas con las limitaciones o restricciones que su deficiencia o estado negativo de salud impone a su funcionamiento (educación especial, trabajo protegido, etc.). Esto no es nada nuevo y ya fue observado y señalado en documentos declarativos internacionales y ya históricos.
Hace más de un cuarto de siglo, en los borradores (1980) del que fuera el Plan de Acción Mundial para la Personas con Discapacidad (1981), donde se apuntaron los aspectos básicos, ineludibles en aquel momento, se consigna:
“Una sociedad que excluye a un cierto número de sus miembros es una sociedad empobrecida. Los impedidos no deben ser considerados como un grupo especial con necesidades diferentes de las del resto de la comunidad, sino como ciudadanos corrientes que experimentan dificultades especiales para lograr la satisfacción de sus necesidades humanas ordinarias. No se deben tratar por separado las actividades para mejorar las condiciones de los impedidos sino que deben formar parte integrante de la política y de la planificación generales en cada sector de la sociedad”. (1)
Con posterioridad, si bien se hará referencia a ‘personas con discapacidad’ y no a ‘impedidos’, a ‘equiparación de oportunidades` más que a ‘inclusión’, estos conceptos son retomados casi textualmente en documentos trascendentes como la Declaración de Madrid 2002, que proclamaba al 2003, como Año Europeo de la Discapacidad y que resalta como estrategia básica “No discriminación + Acción positiva”, es decir tomar conciencia y generar acciones facilitadoras concretas.
2.2.- Uso común versus uso exclusivo
Si se retoma el ejemplo, valga tener en cuenta que más que de “baños, sanitarios o servicios para personas con discapacidad”, deberíamos hablar de instalaciones adaptadas para adultos (2), ‘con dificultades motoras’, que se trasladan en sillas de ruedas o con ayudas técnicas y que requieren mayor espacio para su desplazamiento, un inodoro un tanto más alto para pasarse desde la silla de ruedas y algún barral para sujetarse en el operativo con cierta seguridad. Algunos de estos baños, los menos, tienen espejos con cierta inclinación para que el/la usuario/a pueda observase sentado/a en la silla y frente al lavabo. La mayoría carece de ellos, detalle que no debiera ser descuidado como no lo es en los otros baños, ya que refiere no sólo a la higiene sino también a la estética.
Dicho de otra manera, se trata de baños comunes con unas pocas modificaciones que no los hacen muy diferentes del resto, salvo en que son más espaciosos, y con artefactos iguales, instalados de manera algo diferente.
El símbolo que se coloca para identificarlos indica “accesibilidad”(3) para personas con discapacidad. Es un baño más, entonces, salvo que puede ser usado ‘también’ por aquellas personas con discapacidad que tienen dificultades de maniobra y alcance. No son sólo “baños para discapacitados” como comúnmente se piensa o dice.
Por lo tanto, un sanitario señalizado por ese símbolo puede ser usado por todos/as sin dificultad. Pero..., eso es lo que sucede en la práctica? La experiencia revela que no.
¿Por qué esos baños se construyen aparte?.(4) Un observador decía recientemente: “Cuando veo esos baños solos, pienso en algo así como en un tercer sexo: baños para varones, baños para mujeres y baños para personas con discapacidad”.
No todos tienen en claro que no se trata de instalaciones exclusivas sino ‘preferentemente’ para personas con ciertas discapacidades, que debieran tener la prioridad pero no la exclusividad del uso. Esta errónea identificación conduce a que en lo cotidiano no suelan ser usados por personas sin discapacidad, aún en casos de mucha demanda (entreactos o salida de un espectáculo, los recreos en centros de enseñanza o durante un congreso o evento multitudinario, etc.). En contrapartida, además, dentro de la condición de discapacidad no todos los requieren perentoriamente como las personas portadoras de discapacidad mental o auditiva por ejemplo. O bien, una persona con enanismo encuentra en ellos mayores obstáculos aún que en los comunes.
Se agrega a lo expuesto, que este mal entendido carácter de exclusividad lleva a veces a otro vicio de uso: por preservarlo para personas con discapacidad, en muchos lugares se los cierra con llave, y ante la que se considera escasa demanda –mermada, a su vez por la dependencia que genera tener que recurrir al ‘dueño de la llave’- se torna en desuso, y se le asigna un rol diferente como por ejemplo, depósito de utensilios de limpieza u otros artefactos.
2.3.- Uso actual/uso futuro
Por otra parte, muchos tienen la convicción de que esos baños son para los otros, sin percibir que el no necesitar hoy esas adaptaciones específicas, no garantiza que no lo requieran en un futuro.
Las estadísticas que están apareciendo en el último quinquenio en Latinoamérica, ponen de manifiesto que la enfermedad en todas sus expresiones, incluidas las deficiencias degenerativas a causa de la edad, los accidentes (particularmente los de tránsito, los domésticos y los laborales), así como la violencia, son declaradas como las causas principales por las cuales se ha adquirido la discapacidad por aquellos que la portan, en el trayecto de la vida y a diferentes edades.
Esto pone de manifiesto que la discapacidad –transitoria o permanente- es adquirible y tiene que ver con la prevención y con la seguridad de los entornos. Y también tendrá que ver con la idiosincrasia y la cultura de cada contexto y sus pautas de cuidado y protección de la ciudadanía. (5)
3.- A modo de reflexión final

Se tiene entonces que, si bien se ha avanzado en el reconocimiento de la discapacidad, se ha acrecentado su visibilidad, se han pergeñado leyes y medidas que proponen alternativas de apoyo y atención, aún sigue faltando conciencia y reconocimiento de que la discapacidad no es un estigma segregador, sino una posibilidad siempre abierta de adquisición.
De tal suerte, y aprovechando una vez más el ejemplo inicial, la existencia de estos sanitarios adaptados en realidad debiera ser interpretada como mejora de la calidad de vida y no como ‘concesiones a personas especiales’. Es decir: obedeciendo a un diseño que tienda a lo universal, a captar y respetar las diferencias, encontrando respuestas para todos/as, porque en realidad a quien se le debe responder es a la persona, al ciudadano/a, con o sin discapacidad.
Por otro lado, lo más importante es que en todos los casos estamos simplemente hablando de personas con una determinada condición, que deben recibir el mismo trato que todos y también alternativas en caso de dificultades para satisfacer sus necesidades. Los asiste el mismo derecho que a toda la ciudadanía.
Lo más probable es que si estos elementos tan básicos fueran claros para toda la sociedad no tendríamos las dualidades o incongruencias que se observan, como lo hemos indicado aquí trabajando un simple ejemplo.
Si bien la discapacidad es una condición que afecta a un individuo, se constituye en su interacción con el entorno. Por otra parte, involucra tanto a los afectados como a los que conviven con él, familiares o no familiares.
En nuestro país, los hogares con presencia de discapacidad alcanzan al 20,6% del total de hogares urbanos de localidades de 5.000 y más habitantes. Estos albergan a apróximadamente 2.200.000 personas con al menos una discapacidad y unas 4.500.000 personas que conviven con aquellas en esos hogares, según datos de la Primera Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad 2002/3, (ENDI) Complementaria del Censo 2001 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
No responder efectivamente a las necesidades de personas con discapacidad influye en la vida familiar multiplicando las dificultades, recargando su presupuesto y comprometiendo particularmente a algunos miembros (madre, padre, hermanos, etc.) en la prestación de ayuda. A todas luces no puede decirse que la discapacidad es un asunto individual. Compete a un individuo en la medida que es portador de la misma pero tiene que ver con sus relaciones y su contexto –familiar y comunitario-, con las barreras y con los facilitadores.
Es responsabilidad de todos obrar en consecuencia.

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(1) Véase: Naciones Unidas, Consejo Económico y Social- CEPAL- Proyecto Preliminar del Plan de Acción Mundial de Largo Plazo- Doc-E/CEPAL/CONF:/72/L.5, 30 de septiembre de 1980, pág. 2
(2) Téngase en cuenta que excepcionalmente se encuentra en lugares públicos baños o sanitarios para niños, los cuales también suelen quedar excluidos del uso cómodo y natural y, aún siendo independientes en su aseo y atención de necesidades fisiológicas, deben ser ayudados por adultos en espacios reducidos. Son inexistentes los baños adaptados para niños salvo en dependencias específicas (escuelas, centros de día, etc.)
(3) “El XI Congreso Mundial en Dublín de Rehabilitation International (R.I.) de 1969 aprobó el diseño presentado por Susanne Koefoed como Símbolo Internacional de Accesibilidad (SIA). La idea surgió en un Seminario de Estudiantes de Diseño y la Comisión Internacional de Tecnología y Accesibilidad de R.I. lo seleccionó entre todos los modelos propuestos. La idea era establecer un símbolo que indicara accesibilidad y que además ayudara en el objetivo de eliminar las barreras arquitectónicas mediante una promoción positiva de la creación de facilidades de acceso. El símbolo cumple a la perfección los requisitos que se propusieron para la creación del SIA: indica accesibilidad, es identificable, legible para personas de cualquier parte del mundo, claro, sencillo, estético y fácilmente reproducible. Desde hace más de 30 años el Símbolo Internacional de Accesibilidad (recogido en la Norma Internacional ISO 7000), ha sido utilizado para recordar las intenciones que llevaron a su creación y promover la creación de espacios accesibles en función de unos criterios fiables y conocidos; de tal forma que cualquier persona al ver el S.I.A. en un recinto sepa que en ese espacio hay un control sobre las normas de accesibilidad” (link). En Argentina, en diciembre de 1991 -y habiéndose tenido en cuenta una serie de antecedentes- se aprueba la Norma IRAM Nº 3.722. SIMBOLO DE ACCESO PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD MOTORA. Esta Norma es equivalente a la Resolución de la Asamblea de Rehabilitación Internacional reunida en Baguío, Filipinas, en enero de 1978 y recomendada por el International Comitee on Technical Aids, Housing and Transportation (ICTA)
(4) En realidad, el contar con un baño independiente, adaptado, puede satisfacer necesidades más específicas en que una persona necesita ser acompañada al sanitario para su empleo, de modo de tener más privacidad en caso que el acompañante sea de distinto sexo.
(5) Como ejemplo ilustrativo, cabe citar el caso de Colombia que acaba de publicar datos muy recientes de prevalencia de discapacidad, según medición en el Censo Nacional de 2005. Las primeras informaciones que están circulando, arrojan un 6,4 % de prevalencia nacional de la discapacidad y se expresa que hay “una incidencia de discapacidad por violencia, incluido un tercer lugar en el mundo de accidentes por Minas Antipersonales”. La especificación clara y concreta de causas muestra la urgente necesidad de cursos específicos de acción de acuerdo a la propia realidad de cada país. (Véase DISNET PRESS) NOTICIAS DÍA A DÍA Número 1259 Bogotá, jueves 25 de mayo de 2006. Periodismo digital)

Por Marcela Vazquez López

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