domingo, 6 de febrero de 2011

Deseo Sexual Hipoactivo “Cuando a ella no le apetece”



El deseo sexual hipoactivo es una de las disfunciones más comunes entre las mujeres que acuden a la consulta de un sexólogo. Se caracteriza por la carencia o ausencia persistente de fantasías sexuales y del deseo de mantener contactos sexuales.
En ocasiones, las mujeres que sufren esta falta de deseo, tienen la capacidad de aceptar el contacto cuando su pareja las requiere e incluso algunas, llegan a excitarse y alcanzar el orgasmo. Muchas otras evitan sistemáticamente las relaciones y si las llevan a cabo únicamente esperan que termine lo más rápido posible.
Hay muchos motivos que pueden derivar en un deseo sexual hipoactivo y en ocasiones son diferentes factores los que se suman y determinan esta caída progresiva del deseo sexual.
Estrés, ansiedad, depresión, problemas de pareja o problemas sexuales son los orígenes más comunes de este problema en la población general.
Una mujer con discapacidad, además puede sentir que la sociedad le manda el mensaje de que ya no es atractiva o apta para las relaciones sexuales, que eso es para jóvenes, sanos y guapos.
La falta de autoestima, tan frecuente en mujeres con discapacidad, hace que la persona no se sienta atractiva o capaz de hacer disfrutar al otro, lo que va minando el interés por la sexualidad. Entender que todos tenemos derecho a la sexualidad y que además de nuestras dificultades, contamos con muchas virtudes capaces de hacer disfrutar a nuestra pareja, es fundamental para romper con esa baja autoestima sexual.
Algunas mujeres, como consecuencia de su discapacidad, encuentran dificultades en las fases de excitación y orgasmo. No conseguir lubricar de forma suficiente o no alcanzar el orgasmo, dificulta el placer sexual por lo que el interés puede decaer.
Aumentar los preliminares e incorporar el uso de lubricantes, cremas o juguetes sexuales, son una magnífica forma de combatir estar dificultades.
El cansancio y el dolor son algunos síntomas derivados de algunas discapacidades físicas. Estas sensaciones son justamente lo contrario de lo que debe suscitar el juego sexual. Realizar actos más suaves y atender a las horas del día en las que se tiene más energía puede ser una estrategia para superar este escollo.
La incomunicación de la inapetencia sexual deriva, en muchas ocasiones, en una evitación de aquellas situaciones que puedan provocar acercamientos sexuales y ocasionar por tanto carencias afectivas y distanciamiento en la pareja. La comunicación con la pareja es una parte primordial del tratamiento.

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